“La evolución es evidente, pero no para bien”: las edades de Leo Messi a través de su estilo
Messi
El astro argentino ha experimentado con distintos cambios de imagen a lo largo de su exitosa carrera. Analizamos de la mano de dos estilistas sus intentos en convertirse en un referente de la moda masculina
Carlos MegíaCamiseta negra, bañador rojo y chanclas blancas de dedo. Mientras el mundo del fútbol y, especialmente, millones de seguidores culés, mantenían la respiración por la posible marcha del futbolista mejor pagado y más aclamado de la historia, el aludido, Lionel Messi, se parecía más al cliente de un chiringuito en domingo. Ni el anuncio público este pasado 4 de septiembre de su continuidad en el F.C. Barcelona tras haber concebido el culebrón que hizo temblar los cimientos del Camp Nou le motivó a vestirse para la ocasión.
A sus 33 años, y cuando se cumplen dos décadas de su fichaje por el Barça que cambiaría el rumbo de este deporte, el astro argentino aparenta tener la misma consideración por su imagen pública que cuando aterrizó procedente de su Rosario natal. ¿O no? Aunque alejado de la influencia mediática de David Beckham o el conocimiento del sector de otros como el español Héctor Bellerín, el 10 blaugrana ha protagonizado alguno de los momentos más sorprendentes y comentados en lo que a estrellas masculinas sobre la alfombra roja se refiere. ¿Icono de estilo u oportunidad perdida? Estas son las edades de Messi a través de sus looks.
De los básicos deportivos al despertar fashionista
La primera declaración estética de Leo Messi no llegaría hasta principios de 2010, cuando se convirtió definitivamente en la estrella global que es hoy en día. Hasta entonces, el argentino apostaba por los básicos de su marca patrocinadora, Adidas, para acudir incluso a su primera entrega del Balón de Oro, el premio más prestigioso a título individual en el mundo del fútbol. Su mente en aquellos años parecía estar solo puesta en lo que ocurría dentro del campo, ignorando, por ejemplo, el par de tallas que le sobraban a sus trajes en sus primeros posados en el photocall. “A partir de 2012 se percibe una evolución estilística en los looks de noche que, aunque no sea de nuestro agrado, denota que hay algo más de trabajo detrás. Antes de eso, había apostado por un conservadurismo demasiado excesivo teniendo en cuenta su edad, y por trajes que no correspondían a su talla”, explican a Icon David Rivas y María Saldaña, fundadores del estudio de asesoría de imagen y estilismo AIGO Studio, que está detrás de algunas apariciones de Eduardo Casanova o Álex García.
Los looks de día no abandonarán el espíritu básico a lo largo de toda la carrera del astro, siendo sus prendas favoritas las camisetas estampadas (sí, incluso con calaveras), los vaqueros de lavado desteñido como marcaban los cánones de los dos mil (bien lo sabe David Bisbal) o las sudaderas anodinas y demasiado deportivas. El Messi adolescente recién llegado, aquel de peinado a lo Oliver Atom, podía permitirse estas prendas, pero su permanencia en el armario actual del futbolista le impiden brillar en este terreno como lo hace en el de juego.
Balones de oro: gol fallado a portería vacía
Las únicas concesiones a una declaración más arriesgada en lo que a la moda se refiere tendrían lugar en las sucesivas galas del Balón de Oro, en las que hemos visto al Messi más osado y confiado. De la mano de Dolce & Gabbana, firma de la que fue imagen, la estrella culé apostó por un traje de terciopelo morado en 2012 y un comentadísimo esmoquin de topos al año siguiente, mientras recogía su cuarto galardón consecutivo.
Víctor Blanco, estilista de referentes masculinos como el modelo Jon Kortajarena o el actor mexicano Alejandro Speitzer, aprecia el cambio estilístico que vivió el argentino a principios de la última década por su vínculo contractual con la marca italiana. “Su estilo con esos esmóquines era algo más tipo Beckham. Él se ve más esbelto, todo está más pulido, su corte de pelo indica una época más madura. Se nota que por fin hay alguien detrás de esa imagen”.
Los diseñadores italianos también fueron los responsables de otros impactantes y comentados estilismos, como el brillante traje rojo de dos piezas en 2014 y un esmoquin borgoña en 2015. Sin embargo, la elección de estampados y tejidos no terminó de consagrarlo como un ejemplo a seguir en la alfombra roja cuando tenía todas las herramientas (escenario, popularidad y socios) para meter un gol a portería vacía. “La evolución es evidente en sus looks de noche, pero nos tememos que no para bien. No hay una línea definida y mezcla estilos. Arriesga, pero no gana”, opinan en AIGO Studio.
Rubio platino y tatuajes: así cayó en el cliché futbolista
El rendimiento deportivo también juega un papel importante en la trayectoria estilística del 10. En el verano de 2016, después de un año agridulce en el F.C. Barcelona, sus problemas con Hacienda y el fracaso con Argentina en el Mundial, Messi decidió “empezar de cero y romper con los líos”. El argentino dejó a un lado su imagen de estrella humilde para respirar aires de bad boy, apostando por teñirse de un llamativo rubio platino (¿qué futbolista no ha pasado por esta fase?), dejarse crecer una poblada barba pelirroja y ocupar con tatuajes las partes de su piel todavía vírgenes a la tinta. El rostro de Jesucristo que ocupa su brazo derecho, la fecha de su boda en el dedo anular o el nombre y manos de sus hijos demuestran que comparte obsesión por impregnar sus creencias religiosas, valores y familia en su piel, como han hecho otros jugadores como David Beckham o Sergio Ramos.
Los tatuajes de Messi son, sin embargo, una metáfora perfecta de su estilo: un totum revolutum que en algunos casos roza lo hortera –el labio rojo que lleva en la ingle o la corona a juego con su mujer dan buena cuenta– y, en otros, la prueba de una búsqueda incesante por encontrar qué es aquello que verdaderamente le gusta. El ejemplo más representativo está en su pierna izquierda, que ahora luce pintada de negro casi al completo tras modificar un recargado tatuaje del que ya solo queda el famoso número 10, la pelota y las manos de su hijo Thiago.
‘Daddy Messi’: de la extravagancia a la simplicidad
Una vez inmerso en la treintena, Leo Messi decidió dejar a un lado las florituras capilares y estilísticas, inclinándose por combinaciones clásicas, maduras y más acertadas. El sobrio esmoquin gris oscuro de tres piezas de Giorgio Armani que eligió para contraer matrimonio en 2017 con Antonella Rocuzzo –precisamente una semana después de cumplir los 30– fue una declaración de intenciones de lo que estaba por llegar. Sin embargo, aunque el astro se ha abonado los últimos tiempos al comodín del traje azul marino y la camisa blanca, sigue falto de emoción y no logra impregnar ni un sello personal ni un toque actual a su nuevo uniforme.
“En esta etapa elige trajes sin chaleco, cambia la pajarita por la corbata, se deja barba y se corta el pelo. Es un estilo más daddy, de un hombre ya inmerso en la treintena”, sostiene Blanco. “Podría pasar por un abogado”, añaden sarcásticos Rivas y Saldaña. Esa imagen más madura y reposada sigue contrastando con el día a día. Los últimos veranos ha lucido en su cuenta de Instagram un minibañador blanco con lunares que nada tiene que ver con los de rayas o cuadros de colegas de profesión mucho mejor considerados estilísticamente como Xabi Alonso. Además, su apuesta por la comodidad extrema sigue siendo una constante, como demostró en la mencionada entrevista con Goal para confirmar su continuidad en la liga española.
Un intento de remontada: marca de moda propia
El mayor alegato del delantero en lo referente al mundo de la moda se materializó hace justo un año, cuando lanzó al mercado su primera línea de ropa, The Messi Store. Ginny Hilfiger –hija del célebre diseñador– y la hermana pequeña del futbolista, María Sol, son las mentes detrás de esta marca de ropa deportiva y casual. Pensada para quienes apuestan por el desahogo estilístico en su día a día, la firma rinde tributo en sus estampados a la iconografía característica de la estrella culé, con referencias a sus gestos de celebración o hitos sobre el campo. En definitiva, una marca de merchandising, más que de moda.
“Una vez asentado como icono del mundo del fútbol, apuesta por esta marca de streetwear porque además de ser una de las grandes tendencias actuales es más fácil de vender entre sus millones de seguidores jóvenes”, concluye Víctor Blanco. Más allá de lo anodino de la colección, sorprende su colaboración con Richard James, de la mítica sastrería londinense Savile Row, en contadas prendas de vestir como blazers o pantalones chinos. Para AIGO Studio, la línea es el reflejo de sus looks a lo largo de los años: “No aportan nada a nivel de moda”.
Terreno de mejora
Las edades de Messi a través de sus estilismos son una montaña rusa de subidas y bajadas que todavía no ha encontrado el final del destino. Al chico sereno y humilde probablemente la moda le interese bastante menos que a otros compañeros de campo. Con sus aciertos y –numerosos– errores, astros como Cristiano Ronaldo o Neymar, muestran conocimiento e interés por las grandes casas de lujo y los símbolos de estatus que no está presente en el historial de Messi. Él nunca se pondría un conjunto estampado con el logo de Louis Vuitton a todo color como el primero ni una chaqueta de espejo firmada por Balmain como el segundo. Ni siquiera es fan de los cinturones con logo que tanta presencia tienen en el armario de la mayoría de los futbolistas.
Hace solo unos meses, Rachel Johnson, estilista de deportistas convertidos en iconos globales como LeBron James, Serena Williams o Colin Kaepernick, apuntó en la BBC el cambio requerido por el deportista. “Le recomendaría una chupa de cuero y darle algo de luz a lo que viste. Me obsesiona la idea de verle en un traje cruzado, que le aportaría un punto cool y juvenil. Y color, color y color. En la mayoría de las fotos que he visto de él lleva tonos oscuros y marinos, pero si utilizara, por ejemplo, el gris como base, podría permitirse añadir cualquier color a su look y subir el nivel”. Si bien el argentino parece advertir la importancia que tiene esa ‘subida de nivel’ a la hora de crear la imagen de mito cultural, al menos por el momento, no ha logrado dar con la tecla para proyectar la suya. ¿Los motivos? Quizá la falta de interés real y personal en la industria, un mal asesoramiento o expectativas y presión exacerbadas. O, probablemente, una mezcla de las tres.
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