Contar historias y hacer arte desde la televisión - IPS Cuba
“Durante mucho tiempo nos pareció que hablar del cine para pantalla grande era superior a hablar del cine que se ha hecho para televisión”, asegura el ensayista Juan Antonio García Borrero. Desde este ángulo, las “películas de verdad” son las que hace el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), desde 1959, y se exhiben en las salas de cine.
A la hora de investigar el “cuerpo audiovisual de la nación cubana”, estas desplazan a las producciones para la pantalla pequeña, cuyos antecedentes se remontan a 1954 con La leyenda del bandido, de Gaspar Arias. El estreno en la revista juvenil Una calle, mil caminos de Delantero motiva el diálogo con el director de este telefilme.
Irán Hernández Castillo (La Habana, 1989) aborda la homosexualidad masculina en la adolescencia a través de la historia de Freddy (Víctor Cruz), un joven que se debate entre el reconocimiento de su orientación sexual y la aceptación familiar y social.
Con asesoría de Charlie Medina y fotografía de Claudia Remedios, Delantero contó, además, con las actuaciones de Yuliet Cruz, Jorge Martínez, Omar Alí y Alejandro Palomino.
Graduado de Arte Digital en la Academia San Alejandro y de Dirección en el Instituto Superior de Arte (ISA), Irán ha realizado documentales y cortos de ficción como Voluntad, El mar cambia, Nosotros, la banda y Molotov. Con este último obtuvo el Premio Caracol de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y el Gran Premio Luces de la Ciudad en el Festival Almacén de la Imagen, en Camagüey.
Ha participado, además, en varias exposiciones personales y colectivas, y es el autor del cómic Hablando con Gato, reunido en un volumen de próxima aparición por la Editorial Oriente.
Un telefilme es otra oportunidad para comunicar ideas
EPP: ¿Qué te motivó a adentrarte en un género que va destinado a una audiencia más amplia, digamos que todo aquel que se siente a esa hora frente al televisor, y que tiene características marcadas, diferentes a lo que habías realizado?
IHC: Me motiva la creación artística en varias aristas: el cómic, la ilustración, el cine, la televisión. Un telefilme es otra oportunidad para comunicar ideas, para expresarme, en este caso de manera masiva.
Si hablamos de preferencias, elijo el cine, porque tienes más tiempo para trabajar el guion (en muchos casos las historias se gestan durante años); más tiempo de pre-producción, que permite ser más exquisito en los detalles (cosa que me obsesiona); más tiempo para filmar (en cine el promedio es hacer tres minutos en doce horas de rodaje; en un telefilme es el doble), y más para la post-producción.
Eso permite en la edición, montar, desmontar, rearmar, probar nuevas cosas, romperlas y volver atrás.
Mientras que el cine busca un leguaje más rico y complejo, se hace difícil en la televisión por los tiempos y los presupuestos. Aunque mis profesores Charlie Medina y Magda González Grau insistían en no descartarla, pues es una oportunidad también válida para contar historias y hacer arte.
EPP:¿Cuáles fueron los principales retos que te planteaste o los que luego fuiste enfrentando en el proceso de realización de Delantero?
IHC: Los retos siempre son diversos. Los principales, en este caso, comienzan desde la producción, con el trabajo para obtener permisos de filmación, pues las cartas de autorización deben pasar varios filtros y ocurren retrasos por este factor. Más de una producción ha detenido procesos, teniendo que esperar semanas y hasta meses por cuenta de permisos que aún no estaban. Todo se origina, pienso yo, en el control extremo que ejercen las autoridades encargadas de dar los permisos.
Por otro lado, los tiempos de la televisión son más acelerados. Delantero se tuvo que grabar en diez días, aun siendo un rodaje con características complejas: varias locaciones, un elenco no muy reducido y secuencias demandantes como las de fútbol.
Pude lograr cierto rigor y tener un entrenador de fútbol que preparó a los actores y creó las coreografías de los juegos; un entrenador de artes marciales, una instructora de yoga, un coach de actores; la asesoría de guion de Eduardo Eimil; y una búsqueda de locaciones exhaustiva y meticulosa en la medida de lo posible.
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— Dviper Tue Jul 27 10:58:53 +0000 2021
En muchos apartados tuve la oportunidad de no quedarme con la primera opción en aras de llegar a un resultado óptimo, aunque siempre hay que hacer concesiones, más de las que uno quisiera.
Romper estereotipos e ideas preconcebidas
EPP: ¿Te propusiste evadir estereotipos que existen en la representación de la homosexualidad masculina?
IHC: El trabajo en el guion de Delantero comenzó en 2017. Hubo demoras porque había otros telefilmes pendientes a grabación y luego vino la covid-19. Cuando me propusieron trabajar este tema desde la Redacción de dramatizados infantiles y juveniles, me pareció muy buena oportunidad para hablar de las distintas formas que hay de ser hombre. Incluso, en el caso de la homosexualidad hay diversidad a la hora de asumirla y expresarla. Esa intención en sí conlleva a romper estereotipos e ideas preconcebidas.
EPP: Delantero parte del conflicto interno de Freddy, su protagonista. En estas producciones, la historia (digamos que el contenido) llega a ser más importante o al menos más atractiva al público, que la forma (la realización)…
IHC: Para mí contenido y forma son la misma cosa. Cuando escribo la historia me viene a la mente el tempo, la manera de filmarla, actuarla… aunque eso se transforme en el proceso. La separación entre ambas se da porque, en efecto, un mismo guion se puede filmar de mil maneras.
Fernando Pérez dice que cada persona que lee un guion, construye su propia película a raíz de la interpretación de esa lectura. Por eso, en apariencia, son cuestiones separadas, pues tengo que traducirle al equipo mi visión con un lenguaje técnico en común.
Todo tiene que ser atractivo, lo que se dice y cómo se dice. Una obra de arte es también un acto de seducción.
EPP: ¿Cuán importante crees que es en Delantero la dirección de actores?
IHC: Eimil y yo queríamos trabajar la contención. El cine no es la realidad, es una representación, y nos interesaba estilizar las actuaciones. No lo inventamos nosotros, es común en producciones foráneas, y nos parece que hay belleza en esa manera de hacer, en partir de la neutralidad para expresar emociones usando lo mínimo, manteniendo la búsqueda de la verdad en la actuación.
Ese actuar contenido no es solo del cine europeo, lo ves en las de superhéroes, en las series de televisión y en las cubanísimas películas de Tomás Gutiérrez Alea. No es una novedad en el audiovisual cubano, pero no es común en la televisión, donde la actuación se trabaja desde el desbordamiento; y no es que esté mal, es solo una elección estética. Esa sobriedad viene desde el texto, en los diálogos, en lo que se deja fuera de la historia, en los silencios…
Que la historia no te deje emocionalmente indiferente
EPP: ¿A qué crees se debe la aceptación de Delantero?
IHC: La manera de tratar el tema puede ser uno de los motivos. También importa la construcción de personajes atractivos que se ganen la atención y la empatía del espectador en los primeros minutos (al menos en la forma convencional de hacer historias, hay muchas maneras de contar), con dimensiones, luces y sombras; y sobre todo, que la historia emocione, que no te deje emocionalmente indiferente.
Busqué la manera de que los espectadores pudieran sentir empatía por Freddy y apelé a que
todos buscamos aprobación y reconocimiento, pero no siempre lo que nos gusta, lo que creemos, lo que sentimos o hacemos, tiene la aprobación de personas que han sido nuestros patrones a seguir, y a pesar del riesgo de pérdida, sentimos la necesidad de ser consecuentes con nuestras verdaderas necesidades de autorrealización.
EPP: ¿Tienes algún otro telefilme o trabajo en proceso?
IHC: Estoy trabajando en el siguiente proyecto. Elegí un tema y apenas comienzo la investigación. No quiero adelantar la temática, pero es igual de dura y compleja que en Delantero (2021).