Conservación y moda: ¿cuál es el impacto del uso de pieles de animales exóticos?
Los defensores de los derechos de los animales pueden haber convencido a muchas casas de moda y a sus seguidores para abandonar el uso de especies exóticas en sus productos, pero las pieles de serpiente, cocodrilo y lagarto siguen siendo muy demandadas. En las últimas colecciones han regresado a las pasarelas de París, Londres y Nueva York.
Estos productos son muy rentables para las marcas de lujo. Un bolso de diseño de piel de serpiente puede alcanzar tres veces más valor que uno hecho de cuero de vaca. Sin embargo, marcas de moda como Chanel y Victoria Beckham han prohibido las pieles exóticas en sus colecciones, y minoristas de alto nivel como Selfridges quieren seguir su ejemplo.
Organizaciones por los derechos de los animales, como Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA, por sus siglas en inglés) y el grupo conservacionista Pro Wildlife, quieren que más casas de moda adopten esta decisión.
"No necesitamos productos de especies salvajes para la moda de lujo”, critica Sandra Altherr, bióloga de Pro Wildlife, a DW. "Daña los ecosistemas salvajes y además causa mucho dolor a los animales”, explica.
Las pieles exóticas han regresado a las pasarelas de París, Londres y Nueva York.
Otros grupos de conservación, por el contrario, entre ellos la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que clasifica oficialmente el estado en peligro de extinción de las especies, afirman que las marcas de lujo no deberían deshacerse tan rápido de las pieles exóticas de sus colecciones. Argumentan que el uso de serpientes, cocodrilos y otros animales exóticos puede contribuir a la conservación de especies si se hace de manera sostenible.
Valorando a los cocodrilos y serpientes
La demanda de pieles de animales exóticos es elevada. Entre 2008 y 2017, la Unión Europea importó más de 10 millones de pieles o productos de piel, como bolsos y cinturones de lagartos, serpientes y cocodrilos, según cifras recopiladas por Pro Wildlife
de la base de datos de comercio CITES.
CITES es un acuerdo multilateral que regula el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres. Prohíbe, por ejemplo, el comercio de ciertas especies en peligro de extinción, pero permite el de especies no tan amenazadas. Para ello, sin embargo, se necesitan permisos especiales, que están sujetos a una estricta vigilancia estatal.
Según Daniel Natusch, de la UICN, la mejor manera de asegurar el comercio sostenible es gestionarlo y monitorizarlo. Para ello, cree que es importante trabajar con aquellas personas que comercian con animales o productos de origen animal, y despertar su interés en la conservación de especies. Asimismo, cree que es necesario cooperar con las marcas de lujo para que las pieles con las que trabajan provengan de fuentes responsables.
Los reptiles a menudo son cazados para obtener pieles en regiones pobres donde hay pocas alternativas para ganarse la vida. Natusch argumenta que un permiso de caza regulado permite que las personas que, de otra manera, tendrían poco interés en dejar vivir a los animales, aprendan a apreciarlos más.
"Es muy difícil convencer a la gente de que proteja a los cocodrilos o a las serpientes venenosas, que se encuentran en los arroyos donde se bañan sus hijos”, cuenta. "Este método ofrece a las personas especialmente pobres la oportunidad de atribuir valor a estos animales”.
Algunos afirman que el público está menos informado sobre pieles exóticas que sobre pieles en la industria de la moda.
Los defensores de este modelo de conservación señalan a los cocodrilos de agua salada de Australia como un gran éxito, cuyo número se ha recuperado desde la década de 1970. Los terratenientes recolectaron sus huevos y los enviaron a granjas de cría. En un billabong promedio, tal como denominan los australianos a estos típicos abrevaderos, puede haber alrededor de 20 nidos de cocodrilos, y cada nido puede contener 50 o 60 huevos. En 2019, el precio por huevo en Australia era de 26,50 dólares australianos (unos 16,72 euros o 18,41 dólares americanos).
Monitorizando
Por el contrario, Pro Wildlife no apoya este modelo. Según la organización de protección animal, ni los cazadores ni los agricultores ganan mucho dinero en el negocio de las pieles exóticas, sino las propias marcas de lujo.
"En teoría, estoy de acuerdo en que los rendimientos sostenibles podrían ser una buena opción para generar ingresos para algunos locales y hacer más atractiva la conservación de animales salvajes”, dice Altherr, pero añade que de momento no ha encontrado ningún ejemplo que funcione en esta área.
La monitorización precisa es un desafío. Los permisos CITES para comercializar una especie informan sobre la procedencia del animal, pero su verificación es muy difícil.
Debido al gran número de pieles comercializadas y a la preferencia por animales de mayor tamaño, Altherr cree que el número de capturas silvestres es en realidad mucho mayor a las cuotas anuales oficiales de captura de animales.
Cuestiones de bienestar
Dejando a un lado los argumentos de conservación en el comercio de pieles exóticas, los activistas por los derechos de los animales sostienen que hay serios problemas éticos en la cría de animales.
En 2016, PETA publicó videos de Vietnam sobre las abarrotadas granjas de cocodrilos que abastecen a las marcas europeas de artículos de lujo, donde los animales se mantenían en malas condiciones. La organización afirma que las serpientes son clavadas a los árboles y despellejadas vivas porque se cree que esto mantiene la piel suave y blanda. Algunas serpientes tardan horas en morir.
Entre 2008 y 2017, la Unión Europea importó más de 10 millones de pieles.
Johanna Fuoß, de PETA Alemania, critica el desconocimiento de la gente sobre el comercio de pieles exóticas. "La gente sabe mucho sobre el sufrimiento de los animales de peletería. Pero son muy ciegos cuando se trata de pieles exóticas. Son animales extraños para muchas personas y, por lo tanto, es más difícil dejar claro al público que también merecen un buen trato”, dice.
Natusch, biólogo especializado en reptiles, también ha encontrado granjas y plantas de procesamiento donde los animales "no han sido tratados de forma óptima”, en gran parte debido a la falta de formación. Y reconoce que a veces es aconsejable transportar a los animales con más cuidado.
Pero tras haber visitado todas las plantas de procesamiento conocidas en el sudeste asiático, afirma que nunca ha visto serpientes que hayan sido despellejadas vivas o expuestas a otros problemas graves de bienestar animal.
La UICN trabaja con asociaciones de la industria para impartir talleres sobre bienestar animal y monitorizar granjas e instalaciones de procesamiento. Una de ellas, la Southeast Asian Reptile Conservation Alliance (SARCA) coopera con el grupo francés de artículos de lujo y la empresa matriz de Gucci, Kering, que compró una granja de pitones en Tailandia, en 2017, en un esfuerzo por asegurar que las serpientes sean criadas de acuerdo a criterios éticos.
Sin embargo, eso no es suficiente para aquellos que se oponen a la matanza de animales para la producción de ropa.
"No hay una forma de matar a un animal que sea apropiada o amable para la especie”, critica Fuoß, añadiendo que una piel obtenida "de forma sostenible” no significa nada para el animal. Los animales siempre sufren, aunque las pieles procedan de fuentes sostenibles. "Millones de animales mueren cada año por el comercio de pieles exóticas y cada animal sufre el mismo proceso de matanza agonizante”, lamenta.
(ar/cp)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |