Pequeña guía para pronunciarlo todo
El consejero delegado de Nike, Philip Knight, ha puesto fin a décadas de agria y sentida ambivalencia y ha aclarado que la forma correcta de pronunciar su marca no es el naik que usa una mayoría de los españoles, sino naiqui, como decía ese alguien que siempre surgía cuando uno vacilaba ante el nombre (consuélense: los británicos también lo dicen mal). No es una sorpresa. Que la correcta pronunciación de idiomas extranjeros no entra dentro de las virtudes españolas es algo que sabíamos mucho antes de que la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, hiciese referencia al ya celebérrimo relaxing cup of café con leche durante de la presentación de candidatura olímpica de su ciudad. Según el Índice internacional de negocios (BEI, en sus siglas en inglés) elaborado por la Goblal English Corporation en 2013, los españoles suspendemos en inglés. Nuestra puntuación es de 4,43 sobre diez, muy por debajo de Bielorrusia, Rumanía o Noruega.
Pero el nivel de conocimiento de otras lenguas ha mejorado en los últimos años. Cualquiera con más de 30recuerda que hubo un momento indefinido dentro de nuestra historia reciente en el que dejamos de llamar a Tom Cruise Tom Cruis y empezamos a decir Tom Crus. Un logro a la altura de devolverle su nombre a Yoni Dep (Johnny Depp), antes conocido como Yoni Dip.
Pero el problema no se termina con las palabras anglosajonas: en un mundo globalizado nos enfrentamos a nombres que parecen la regurgitación de un tablero de Scrabble borracho o que, simplemente, pertenecen a un idioma que nunca hemos oído hablar. La solución suele pasar por españolizarlo o, lo que es peor, por pronunciarlo como lo haría un vaquero de Iowa aunque el término sea checo. Ahí está, por ejemplo, el caso del pintor Paul Klee, que (casi) todos llamamos con tranquilidad de espíritu Pol Cli, cuando en realidad deberíamos decir Paul Cle, porque no es inglés sino suizo.
Como es imposible saber de todo, aquí va una pequeña chuleta para epatar con nuestra fidedigna pronunciación en distintos ambientes sociales: el día a día, el Mundial de fútbol, y una conversación/fiesta donde pretenda pasar por un intelectual.
Marcas
-Louis Vuitton: Cada vez que alguien lo llama Luis Vuitton, Dios encarece un baúl de esta casa francesa. Mejor llamarlo Lui Vui-ttón.
-Primark. Para el 99% de los españoles no hay diferencia entre el nombre de la cadena de ropa de precios asequibles y el infinitivo del verbo primar. Podríamos haber adaptado su conjugación para describir el acto de comprar en dichos almacenes (yo primo, tu primas), pero desgraciadamente, la cadena se llama Prai-marc.
-Givenchy. Esta debería caer por su propio peso. Given-, como el participio de dar en inglés, ven como suena, y -chy como si estuviéramos rematando a la casa francesa con la primera sílaba de Chile. Pues no. Si uno quiere pronunciar bien este nombre tiene que someterse al retorcido imperio de la pronunciación gala: Lli-van-shiii.
-Loewe: Ni tiene nada que ver con el Low inglés, contra todo pronóstico, ni hace falta ahorrarse ninguna de las E's: la única marca de lujo española tiene nombre alemán y se pronuncia L-ue-be con la misma w que Volskswagen o Rowenta y una o que de tan cerrada parece u.
-Fairy: Incluso un español catedrático de inglés diría fairi al hacer en voz alta la lista de la compra. Pero deberíamos llamarlo fei-ri (con la r borracha). La propia marca ha comprendido que es misión imposible y en sus anuncios habla de fairi con orgullo cañí.
Versace: el miedo a parecer un paleto que pronuncia versace (así, literalmente), lleva a incurrir en un error todavía peor: decir versás. En realidad la casa es italiana, así que gríteselo al mundo armado con un espresso: Ver-sa-che.
Reebok: No nos pregunten por qué, pero por alguna razón, durante toda la vida, todos hemos dicho Ribuk con alegría. Pero no. Se dice Ri-bok.
ICON:
Genios e intelectuales
-Michael Chabon: Si creías que podías pronunciar el nombre del maravilloso autor de Las aventuras de Kavalier y Clay o Jóvenes prodigiosos hay una posibilidad muy grande que lo estuvieras haciendo mal. No es Chabón ni Cha-boun ni Ka-boun como se le ha llamado. El escritor tiene raíces ucranianas y su nombre es Maiquel Shei-bahn.
-Roland Barthes: Todo estudiante de Comunicación Audiovisual –o cualquier traumado por la semiótica en general– ha tenido este dilema más de una vez. ¿Cómo hay que llamar en voz alta a este filósofo y antropólogo francés? Pues no era Rolán Barz como aún recordamos oírle a cierto profesor de la Complutense, como tampoco es Rólan Bartes como intentamos corregir, osados, a este cierto profesor. En realidad se llama Rolán Bart, con el apellido como el nombre de Bart Simpson. Y hablando de Bart Simpson...
-Matt Groening. Uno siempre puede referirse a él como el creador de Los Simpson (ya que estamos, otra de corrección: aunque en inglés se llamen The Simpsons porque a las familias siempre se les añade una S al final, en español siempre serán Los Simpson; a ver si después de 24 años y medio cuaja el mensaje), pero si se encuentra en una cena con animadores y dibujantes sepa que suena algo así como Mat Greinin.
-J. M. Coetzee “¿Que estás leyendo lo último de quién?” A veces resulta tentador mentir antes de lanzarse a intentar pronunciar este nombre. Tanto esfuerzo palatal para que venga el listo de la sala y te explique en realidad es Catzi, con la a cerrada. Óiganlo a él mismo.
-Thomas Pynchon. Si quiere dárselas de erudito no hable del autor de El arco iris de gravedad como si fuera un moruno gigante. Diga Tómas Pínshan, como si fuera de Cádiz y se estuviese quejando de los erizos de mar.
-Jane Austen. Nos gusta llamar a la autora de Orgullo y prejuicio como a la capital de Texas (es decir, leyendo su nombre tal cual se leerían si fuera de Murcia) pero su apellido, como su obra, es más complejo de lo que puede parecer a primera vista. En boca de un británico, Yein Ohstin (salvando todos los matices).
-Rem Koolhaas. Hay mucho pretencioso al que le gusta pronunciar el apellido de este arquitecto holandés a la inglesa, Cul-jas. Los que prefieren recurrir a la literalidad fonética para comunicarse, salen victoriosos en esta ocasión: Coh-las, tal cual…
-Chuck Palahniuk. “Chac Po-lá-nik, encantado de conocerlo, El club de la lucha es mi biblia laboral”.
- Slavoj Žižek. El nombre de este filósofo y sociólogo esloveno que ha centrado su trabajo en el estudio de la cultura popular se pronuncia Eslavoj Yiyec, por si la conversación se pone elevada.
Deportistas
Ognjen Vukojević: Hay un altar especial en el Santuario de Lourdes donde los comentaristas deportivos ponen velas para que España no se enfrente a Croacia en el Mundial y tengan que repetir a velocidad endiablada y unas 50 veces a la hora el nombre de este centrocampista. Ok-yen Buc-oye-bich, aproximadamente.
-Alex Oxlade-Chamberlain. Que el apellido compuesto da mucho empaque a la hora de preguntar por una reserva en un hotel o restaurante nadie lo niega, pero para una retransmisión deportiva, no es lo óptimo. El defensa de la selección británica se llama Alex Ox-leid-Cheinberlen, no chanberlain, recuerden.
-Bastian Schweinsteiger: Bastián Es-bain-es-tai-ga (un criador de cerdos, literalmente).
-Reza Ghoochannejhad. En Irán lo llaman así y aquí, con poner el acento correctamente a su nombre vamos que chutamos: Ri-zá Guu-chan-ei-yad.
-Cesc Fábregas: Una de las más maravillosas cosas de esta riqueza cultural de esta España nuestra es que somos incapaces hasta de pronunciar los nombres de algunso de los nuestros. Los más precavidos llaman al de Arenys de Mar por su apellido; los realmente osados tratan de pronunciar su nombre (diminutivo de Francesc, Francisco, tipo el Papa, pero en catalán) y a veces terminan llamándole Sex. Se pronuncia Sesk (ver selección de Bosnia).
-Toda la selección de Bosnia Herzegovina: En la más noble tradición balcánica de huir de las vocales como de las parejas de mormones y de decorar la parte superior de sus consonantes con ese tipo de signos que tardas dos horas en descubrir cómo arrancárselos al teclado, los 23 bosnios son un homenaje a los protagonistas de Asfixia, de Chuck Palahniuk (Po-lá-nik): Bičakčić, Kvržić, Vršajević… Estos nombres ni los intente pronunciar. Por su seguridad, rece por que el centrocampista Sesar juegue de titular cada partido