Solo 7 veces se utiliza la ropa fast fashion: El sector necesita cambiar
En años recientes, mucho se ha hablado sobre la supervivencia del modelo fast fashion. Y es que cada vez más son los consumidores que piensan en el impacto climático que sus compras y demás consumos tienen, con lo que han comenzado a mirar por opciones “menos desechables” que les permitan reducir su huella ambiental al tiempo que les permitan gastar menos efectivo.
El asunto no es menor y ha comenzado a ser reconocido por ciertas firmas. A mediados del año pasado, Pascal Brun, responsable global de sostenibilidad de H&M, en el marco de la segunda jornada del Fashion Ideas Forum destacó que “el fast fashion no es sostenible, por eso tenemos que cambiar”.
En este punto, el representante de H&M puntualizó que “la única forma en la que el fast fashion puede ser sostenible es siendo circular. Todavía no estamos ahí, pero tenemos que poner todos nuestros esfuerzos en eso”.
El asunto no es menor y tiene mucho que ver con la consciencia que el consumidor (sobre todo de generaciones más jóvenes) tiene sobre la vida útil de los productos y la huella ambiental que implica desarrollar los mismos.
Bajo este sentido cobra sentido un nuevo estudio firmado por la consultora Julius Baer, misma que destaca que la ropa diseñada bajo el concepto fast fashion solamente es utilizada 7 veces en promedio antes de ser desechada o ignorada, con lo que el impacto ambiental del fast fashion que al descubierto.
De esta manera, el informe puntualiza que esta tendencia ha llevado a un desperdicio excesivo en el uso de la ropa, ya que en promedio una persona utiliza sólo entre 20 por ciento a 30 por ciento de las prendas que tiene en su armario.
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— Sassy Mon Apr 20 23:47:19 +0000 2020
“La moda rápida viene con una huella ambiental cada vez mayor. Se necesita gran cantidad de agua para la fabricación de los casi 80 mil millones de prendas que se producen anualmente. Se necesitan casi 15 mil litros de agua para producir un kilo de algodón, que equivale aproximadamente al peso de una camisa y unos jeans”, dicta el informe.
La urgencia del fast fashion por sumarse a la economía circular es prioritaria para conquistar a la generación de compradores del futuro, quienes tienen una ideología particularmente contraria a lo que la moda supuso para los compradores de mayor edad y que profesan un especial apego a la economía circular.
Hablamos de la generación Z como un grupo de shoppers que buscan que las prendas tengan la mayor vida útil posible antes de ser desechadas.
En la era post-cronavirus la premisa cobrará importancia para todas las generaciones. Bien por la débil económica que quedará luego de la epidemia así como por la sensación de fragilidad sobre el bienestar, la gente intentará ahorrar más, mejorar con pocos recursos su calidad de de vida y adoptar hábitos, en general “low cost”.
Si bien los millennials seguirán comprando pocos productos, la demanda ahora estará en que estos duren más, al tiempo que sean responsables con el medio ambiente y la sociedad.
La tendencia ha sido leída por gigantes del sector minorista. Por ejemplo, Walmart anunció que estableció una asociación estratégica con thredUP, plataforma de e-commerce que se especializa en moda de segunda mano.